jueves, 29 de mayo de 2025
Tal vez mis cargas no eran tan pesadas para otros. Tal vez mi responsabilidad sí era hacerme cargo de todo eso… pero ¿es normal no poder con todo?
A veces siento que he dado todo de mí, con sinceridad, con entrega, con el corazón. Pero con el tiempo, noto que para algunos eso que entregué —mi esfuerzo, mi tiempo, mi presencia— se ve reducido a simples obligaciones… como si fueran cosas que “debía hacer” y nada más. Y eso duele.
Duele que lo que para mí representaba amor, cuidado y sacrificio, para otros solo sea una lista de deberes sin valor emocional. Como si el peso que cargué nunca hubiera sido real, o al menos, no lo suficiente para ser reconocido.
No siempre se trata de la carga en sí, sino de cómo se vive, de cómo pesa en el alma… y de cuánto duele sentir que nadie lo nota.
Pero Dios sí ve. Él conoce cada entrega silenciosa, cada lágrima no compartida, cada esfuerzo que nadie reconoció. Y en Él, nada de lo que diste fue en vano.
📖 "Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún."
— Hebreos 6:10
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario